lunes, 25 de febrero de 2013

La Bestia del Castillo


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Capitulo 27.- De vuelta a la vida 


Edward pov 

-Marco no hagas… ¡Tornado!- 

-Bella déjame ayudarte con eso, René aun duerme y Rose no tarda en subir. ¿Por qué no te metes en la tina un momento? Te lo mereces. Deja que me lleve a tus desastres naturales a mi habitación, Jasper sigue ahí- 

-gracias Alice, lo necesito… ¿Cuándo mi hijo entenderá que la verdura es para comer no para vestir? De verdad que este niño le enseñara muy malos modales a Charlie- 

-bueno, algo le tiene que enseñar, mira… Huracán se quedo sentado- 

-¡¡¡Dios… Llama a Jasper!!!- 

Una puerta se azota. 

Qué hermoso sueño, logro ver a mi esposa con la papilla en el vestido, a mi hijo Charlie sentado y a Marco con las manos llenas de comida y la sonrisa en sus labios mirando a su madre mientras intenta limpiarse. 

Vi a Alice limpiando a Marco antes de salir corriendo. 

Tan nítidamente como si estuvieran frente a mí. 

Sé que es un sueño porque… mi Charlie no está más. 

Este dolor es molesto y esta tornándose intenso… este dolor no es del alma, es físico. La oscuridad lo está invadiendo todo… al menos ya no duele. 

Que hermosa se ve Bella, su cadera está más ancha. Pierdo el aire cuando se voltea. Esa panza no estaba ahí antes… claro nuestro hijo. El que trate de matar… Dios me ha castigado, me ha quitado uno nacido por querer evitar que naciera el otro. Me lo merezco… pero… ahí está… en el vientre de mi esposa, mi hermosa y dulce esposa. 

¿Qué carajo pasa conmigo? ¿Por qué este dolor sigue aquí? ¿Qué no estoy muerto? ¿Estoy vivo? ¿Dónde estoy? 

Agh… este dolor… la oscuridad es mejor. 

Es de día. 

Es de noche. 

Cada que abro los ojos frente a mi hay algo diferente, mejor los cierro de nuevo. 

¿Qué pasa? 

Esos llantos de nuevo. 

Llevo tiempo escuchándolos, ahí llega el otro y falta… no, ahí está el tercero, fino y estridente. 

¿Cómo dormir si no dejan de hacer ruido? 

-por favor, que se callen- pedí. 

-¡¡¡¿Edward?!!!- Ah, esa voz de ángel a mi lado. 

Abro los ojos con algo de trabajo. Me siento cansado, adolorido, completamente jodido. 

-¿Bella?- logro decir. 

Tengo la boca seca y no estoy seguro de nada. 

-Edward, despertaste, gracias a Dios despertaste. ¡¡¡Emmet… Edward despertó!!!- 

-¿Qué…?- un dolor agudo me atraviesa en cuando intento mover mi brazo. 

-no te muevas, aun estas muy lastimado… no te muevas… estas despierto- mi mujer se derrumbo junto a la cama llorando. 

Con su mano aferrada a la mía. 

-amor nuestro hijo…- 

-está vivo… esta aun algo lastimado pero vivo… ¿entiendes lo que digo?- pregunto cuando deje de respirar. 

-lo vi caer Bella, no llegue a tiempo, lo vi caer y cuando levante la canasta él… había sangre por todo su… ¡no me mientas Isabella!- grite apenas con las fuerzas que tenía. 

Se soltó de mí levantándose despacio, salió de mi vista y escuche la puerta cerrarse de golpe. 

-¡¡¡Bella no, no me dejes… por favor perdóname!!!- grite de nuevo pero no regreso. 

La perderé también… 

¿Por qué carajo no me he muerto yo? 

Apenas han pasado unos minutos cuando la puerta se abre de nuevo y mi esposa aparece. Se puso de rodillas llevando entre los brazos a Marco… Charlie. 

Vivo. Sucio y riendo. 

-Está vivo- dijo de nuevo mi esposa. 

Me quede callado porque esto no puede ser. Yo lo vi. 

Estaba muerto, yo… deje de pensar cuando me sonríe. Con su piel blanca, su pelo entre rubio y rojo pasando por el café. La sonrisa como la de su madre. 

-Yo vi que…- 

-sé lo que viste, pero no es así, no lo perdimos, gracias Dios y a ti no lo perdimos… no lo hicimos- dijo con las mejillas húmedas. 

Los mire sin decir nada, esa imagen quiero grabármela a fuego en mi alma para siempre. Sentí la mirada nublada y supe que estoy llorando. 

Acerco su mano y me limpio. Me dejo un beso apenas largo para mi gusto y sonrió. 

-llevare a Charlie con Alice, esta comiendo- dijo antes de dejar al niño sentado en el suelo. 

Al levantarse pude notar que su vientre es más que visible. 

-¿Cuándo…? ¿Qué día es hoy?- pregunte tratando de tener coherencia 

-20 de diciembre, pasaste dormido casi mes y medio- dijo sonriendo con dulzura - ya regreso- 

Salió por la puerta y cerro detrás de sí. Trate de moverme pero me causo mucho dolor. La puerta se abrió y espere que fuera ella. 

-¡¡Edward!! Hasta que te dignas a despertar, eres un imbécil, has tenido a tu esposa noche y día pendiente de ti, llorando por ti, en su estado eso…- 

-si quieres golpéame- dije sarcástico mientras mi amigo daba vueltas frente a mi mareándome. 

-no me des ideas- dijo deteniéndose. 

Me miro serio y una lagrima rodo por el rabillo de su ojo derecho. 

-¿estás llorando?- pregunte. 

-no pendejo, es una basurita- dijo tallándose los ojos. 

Sonreí antes su respuesta, mi mejor amigo ha estado preocupado sin duda por mí. Un minuto después entro Jasper. Camino hasta estar quedar junto a Emmet. 

-¿ya le leíste la cartilla? -pregunto mirando a Emmet. 

-sí, pero recuérdasela- respondió encogiéndose de hombros. 

-eres un pendejo, un imbécil y… si vuelves a hacer pasar a Bella por algo así te rompo el culo en cuatro- dijo serio. 

Supe que también estaba preocupado por mi y que Bella es su pretexto para sacar la frustración. 

-¡¡¡fuera de aquí par de imbéciles, esta despertándose y ya están ustedes con sus pendejadas!!! ¡¡¡A joder por otro lado!!!- grito mi esposa desde la puerta. 

-¡¡¡Bella!!!- dijo Emmet asombrado. 

Esa es mi esposa sacando el demonio que tiene dentro cuando se enfada. Sonreí como imbécil aunque el dolor me amenaza con derrumbarme de nuevo. 

-si ya acabaron de hacer enfadar a mi mujer… me dan algo para el dolor- pedí 

-toma cielo, te traje un té con algo de láudano- dijo Bella acercándose. 

Emmet se subió a la cama de un lado mientras Jasper metía las manos bajo mi pecho, entre los dos me levantaron solo un poco. Bella puso la taza en mis labios y tome un trago largo. 

-eso te hará dormir -dijo y la mire aterrado. 

Tuve miedo que no sea más que un sueño. Que nada de esto sea real. 

¿Y si al despertar encuentro que Charlie sí está muerto, mi esposa destruida y mi familia en pedazos? 

-estaré aquí cuando despiertes- dijo rozando mi rostro. 

Solo ahí fui consciente de la barba que tengo. La última vez que la tuve así fue cuando Kate murió. Sin desearlo me fui quedando en la oscuridad. 

-no me dejes Bella- susurre antes de cerrar los ojos 

-nunca, nada me separara de ti- alcance a escuchar. 

Después todo fue silencio. 

Me desperté en la oscuridad. 

Desorientado, adolorido y con frío. 

Moverme es imposible. Suspire ruidosamente o al menos me lo pareció. 

-¿quieres algo amor?- pregunto Bella junto a mí. 

Una luz tenue se encendió y pude ver su rostro, está sentada mirándome con la vela entre los dos. Me quede en silencio. Sintiendo el amor llenar cada poro de mi piel, ahí está mi esposa, mi mujer, mi amiga, mi amante complaciente. Mi razón de vivir. Baje la mirada un poco más y note la deformación en su camisón. Siguió mi mirada y su sonrisa se borro. 

-sé que no quieres tenerlo… pero ya no puedo perderlo- susurro sin mirarme. 

Recordé el día que Charlie desapareció, ella guardando sus cosas, diciendo que se iba porque yo quería matar a nuestro hijo, tenía razón. Recordé lo mal que estaban las cosas entre nosotros. 

-si quiero tenerlo… pero no puedo perderte. Cuando creí que huracán estaba…- calle porque decirlo es horrible, aun me quema la imagen de mi hijo bajo la canasta. 

-lo sé, Jasper me conto lo que paso, me dijo todo. Lo que hiciste por rescatarlo, cada minuto en que tu determinación a traerlo vivo a casa, ayudo a salvarlo. Espero que lo vivido con Charlie te ayude a entender que no puedo perder a este, no podía acceder a algo así. Sé que morir es una posibilidad de la que no puedo rechazar o negar su existencia pero… ¿acaso tu no habrías muerto por alguno de nuestros hijos?- pregunto llorando. 

Verla así, con la mano sobre su vientre protegiéndolo, dispuesta a dar su vida por la que traía dentro y por las otras dos que dormían en la habitación de un lado me rompió el alma. De haber conseguido mi propósito aquella noche, no solo habría perdido un hijo, habría perdido todo. Porque Bella es todo para mí. 

-cuando nuestro hijo nazca seré el hombre más feliz y con suerte me perdonas y no me dejas de amar por ser tan imbécil la mayor parte del tiempo- dije mirándola. 

-te perdone la noche que saliste a buscar a huracán y jamás te dejaría de amar porque al igual que mi hijos, mi vida eres tu- susurro mientras su mano se movía en dirección de la mía. 

Me aferre a ella, no supe en qué momento me dormí de nuevo. Con su calor, con su cuerpo junto al mío. 

Un llanto nos despertó casi al mismo tiempo, encendió una vela y me miro sonriendo. La vi levantarse rápidamente, camino hacía donde el grito provenía, no logre ver mucho ya que no me puedo mover aun. La vi regresar con uno de los niños, con la poca luz no distinguí cual es. 

-lo siento, Charlie ha vuelto a su etapa de bebe, llora desesperado cuando se moja- explico mientras le cambiaba el pañal. 

-¿Por qué están aquí?- pregunte cuando escuche el parloteo del otro. 

-bueno, Alice y Jasper necesita una noche solos y Rose con la bebe necesita descansar, Emmet ayuda pero no mucho, además es él quien entrena a los del castillo junto con Jacob, Jasper ha estado algo raro. Desde que Alice se embarazo, el olor del aceite de las armaduras le hace vomitar. Así que no entrena- dijo mientras se colocaba a Charlie entre los brazos. 

Trataba de no aplastarse el vientre, cuando no lo consiguió lo acostó entre los dos. Lo abrazo de lado mirándome mientras me reía de lo que le tocaba hacer para dormirlo. 

-¿Cómo has estado tu? ¿Te ha hecho pasar problemas?- pregunte mirando su panza. 

-no, es bastante tranquilo, aunque cuando los niños lloran se mueve mucho, creo que es su manera de seguirles el juego, resulta que cuando uno de los desastres llora, el otro le hace segunda y la nena tercera- dijo de nuevo en un susurro ya que nuestro hijo se había dormido. 

-me lo estoy perdiendo… ¿Por qué aun no me puedo mover?- pregunte. 

El frío había pasado, en algún momento de la noche me cubrió con una manta gruesa metiéndose ella misma a mi lado. 

-bueno, cuando entraste por huracán, una pantera se te echo encima, antes que pudieran matarla te desgarro la piel de la espalda, tardaste mucho en empezar a sanar porque la infección te dio dos veces. Así que aunque tu piel ha empezado sanar por fuera por dentro aún está abierto y te causa dolor- explico pacientemente. 

-creo que me quedare dormido de nuevo, odio esto… ya no... Láudano-

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jueves, 21 de febrero de 2013

Cowboy de mi Corazón.

 

Capítulo 26:                 Cullen vs Denali; segundo asalto


Bella se dio la vuelta, enredándose entre las sábanas y volviendo a cerrar los ojos; era agradable volver a casa, a su cama. Intentó conciliar de nuevo el sueño, pero acostumbrada cómo estaba a madrugar, acabó por abrir los ojos; se estiró perezosa en la cama, sintiendo el olor de las sábanas limpias, ese toque tan característico que sólo Esme sabía darles. Giró la cabeza, pero se encontró con las sábanas revueltas y la almohada ligeramente hundida; Edward ya se había levantado, y supuso que habría salido a cabalgar a lomos de Concord.

Decidió levantarse y preparar el desayuno para toda la familia. Ayer mientras cenaban, Jake y Jasper le rogaron encarecidamente que preparara galletas de canela, todo ello acompañado de cómicos lamentos y pucheros. Después de una reconfortante ducha, bajó en silencio las escaleras; apenas eran las ocho de la mañana, y la casa seguía sumida en la tranquilidad. Una vez en la cocina, pasó un buen rato atareada, preparando la masa; tan concentrada estaba que no sintió que unos pasos se acercaban a ella.

-Buenos días hija- giró para encontrarse con la sonrisa amable de Carlisle -¿qué haces despierta a estas horas?; es muy temprano-.

-Buenos días- respondió Bella -no tenía sueño, y he decidido bajar a preparar el desayuno- le explicó mientras se dirigía hacia el horno, con una bandeja en sus manos -además, los chicos querían galletas- le recordó con una risita.

-Me quedó claro en la cena- rodó los ojos, dándose paciencia así mismo; Bella le ofreció una taza de café, y ambos se sentaron en la mesa mientras esperaban al resto de la familia.

-¿Cómo van las clases?- le preguntó el patriarca.

-Muy bien- admitió con una sonrisa -la carrera me gusta mucho, y he hecho buenos amigos-.

-Me alegra oír eso, hija- Carlisle suspiró aliviado para sus adentros; al igual que a Edward, le preocupaba lo mucho que a Bella le costaba abrirse a la gente que no conocía; y aunque su hijo le había comentado algo, se quedó más tranquilo oyéndolo de la propia boca de la joven.

-Leah es muy simpática, y Cindy- le relató -el otro día Edward y yo estuvimos tomando algo con ellos- Carlisle la escuchaba atentamente mientras la joven hablaba sin parar; parecía que se había adaptado muy bien a la vida universitaria.

-¿Y con Edward?; ¿las cosas marchan bien entre vosotros?-.

-Muy bien- respondió antes de dar un sorbo a su taza de café, pero se quedó pensativa unos pocos minutos.

-¿Ocurre algo?- inquirió Carlisle. Justo en ese momento entraba Esme por la cocina, y después de saludar a ambos, se sentó con ellos a la mesa.

-Nada- sacudió ésta la cabeza; aunque la salida con los chicos había ido mejor de lo que esperaba, no podía quitarse de la cabeza la pequeña discusión previa que tuvo lugar la noche anterior... pero la sorpresa que le dio su novio al día siguiente hizo que el tema quedara olvidado y enterrado, aunque las palabras se recrearan de vez en cuándo en su cabeza -Esme, tenemos que ir a comprar para la cena de mañana- dijo cambiando de tema.

-En cuánto los chicos desayunen y se vayan a los establos haremos la lista e iremos; Nessie nos acompañará también; podemos tomar un café en el pueblo- Bella asintió feliz; echaba de menos a las chicas, y quería tener un ratito a solas con ellas.

Los tres mantuvieron una agradable charla hasta que la cocina se fue llenando de gente. Nessie llegó la primera, y enseguida se sentó al lado de Bella.

-¿Habéis descansado?- le preguntó Bella mientras posaba la mano en su vientre.

-He dormido cómo un tronco- le respondió ésta con una sonrisa cómplice -apenas me han dado guerra- dijo mientras miraba su redondeada tripita.

-Mis nietas se portan bien- replicó Carlisle cuan orgulloso abuelo; la noche anterior Jake y Nessie por fin pudieron anunciar a la familia que serían padres de dos preciosas niñas, y que ya tenían nombres, Claire y Valerie. Justo en ese momento aparecieron el orgulloso padre, Jasper y Edward para unirse al desayuno.

-¿Alguien ha nombrado a mis niñas?- interrogó Jake en tono jovial, dirigiéndose directamente hacia su esposa, para darle un beso -¿cómo estáis?-.

-Muy bien- le contestó su mujer- y tus niñas también; están de lo más tranquilas-.

-Aprovecha mientras sean pequeñas- le advirtió Jasper -cuándo sean adolescentes poco las verás- el entrecejo de Jake se arrugó, señal de que no entendía por dónde iba su hermano.

-Ya sabes- Jasper hizo un gesto con la mano -cuándo empiecen a salir con chicos y todo eso- Edward, que acababa de darle un beso a su novia, tuvo que tragarse la carcajada al oír a su hermano jurar entre dientes, en un modo nada agradable.

-Mis niñas no saldrán con chicos- repuso muy seguro de si mismo.

-Ya empezamos- rodó los ojos Nessie.

-Gen cavernícola Cullen saliendo a flote- repuso Bella, mirando a su cuñado con una sonrisa de suficiencia. Carlisle, sus otros dos hijos y Esme rieron divertidos.

-Hermano- llamó su atención Edward, palmeándole el hombro -te veo saliendo con ellas de fiesta-.

-¿Y por qué no?- soltó tan tranquilo -seré un padre moderno- repuso, satisfecho de si mismo.

-Dudo mucho que tus hijas compartan esa opinión- le dijo Nessie, con una mueca de paciencia; su marido iba a protestar, pero la alarma del horno resonó en el ambiente. La joven castaña se levantó, poniéndose las manoplas para no quemarse

-Galletas- se frotó las manos Jasper -espero que sean de canela-.

-Tragones- les reprendió Bella, mientras se acercaba a la mesa; nada más posar la bandeja Jake se abalanzó sobre las humeantes galletas.

-¡Ouch!- se quejó, aparatando rápidamente la mano -me he quemado-.

-Eso te pasa por ansioso- le reprendió su mujer.

-Espera a que se enfríen- murmuró Esme. Edward ayudó a su pequeña a sentarse, apartándole la silla. Todo el mundo empezó a servirse, y la pareja pudo hablar unos minutos.

-¿Has ido a dar un paseo?- le interrogó curiosa -seguro que Concord te echa mucho de menos- el joven negó con la cabeza.

-Hemos ido a los establos; Sam está de vacaciones y los chicos necesitaban que les echaran una mano- le contó; Bella asintió mientras sonreía, si había algo que Edward añorara, aparte de su familia, era a los animales -¿y tú por qué has madrugado tanto?; pensé que necesitarías descansar-.

-Me apetecía preparar el desayuno a la familia- le explicó su novia.

-Les mimas demasiado- se burló Edward, de bromas -¿qué vas a hacer más tarde?-.

-Tengo que ir con Esme al pueblo, a comprar lo de la cena de mañana; Nessie vendrá también, y llamaremos a Rose y Alice para que tomen un café con nosotras... si pueden escaquearse un rato- su novio asintió con una sonrisa.

-Nosotros tenemos trabajo en los establos- le empezó a explicar -hay que separar varias reses que ya han sido vendidas, y pesarlas para mandar la ficha al cliente-.

-Entonces estaréis atareados la mayor parte del día- medito su pequeña en voz alta.

-Nuestra intención es terminar hoy, para pasar el día de Acción de Gracias descansando; varios compradores vendrán a principios de la próxima semana a recogerlas-.

-¿Y el juicio?- Bella se mordió el labio inferior con nervios; su familia se volvía a enfrentar en los tribunales a la familia Denali, esta vez por el asunto de la dichosa cerca.

-Es el próximo jueves- Jasper se adelantó a que Edward contestara. Era una casualidad que se celebrara la vista la semana que estaban ellos en Huntsville; pero según les explicó Carlisle ayer, era pura coincidencia, ya que la citación del juzgado había llegado dos días antes al rancho.

-Espero que se solucione el asunto de una vez por todas- dijo Esme, con tono preocupado.

-Si su actitud hubiese sido otra, todo ésto se podría haber evitado- masculló Jake, furioso.

-Ellos se lo han buscado- murmuró Jasper. Bella y Nessie cruzaron sus miradas; con el carácter de sus respectivas parejas y las provocaciones de los Denali, sabían que el tema no quedaría zanjado, fuera cual fuera el veredicto.

Por suerte, el tema quedó arrinconado enseguida, ya que a nadie le apetecía hablar del tema. El desayuno terminó entre risas y una animada conversación, cómo era costumbre en esa casa. Los chicos se fueron hacia los establos, acompañados por su padre, mientras que Nessie, Esme y la propia Bella recogían para poder irse al pueblo.

El centro urbano de Huntsville estaba atestado de gente; los colegios e institutos tenían vacaciones, y el parque estaba a rebosar de niños correteando y jugando. Los comercios también estaban a tope de gente, realizando las últimas compras para la cena del día siguiente.

Tardaron un buen rato en hacer las compras, pero por fin a eso de las once y media de la mañana cerraban el maletero del coche, cargado hasta los topes. Este año se sumaban Alice y Nessie a la cena, por lo que había muchas cosas más que preparar.

-¿Está todo?- preguntó Esme, sacando de su bolso la lista y leyéndola de arriba a abajo de nuevo.

-Yo creo que sí- respondió Nessie -tenemos el pavo más grande de todo Texas- Bella rió divertida ante el comentario -tenemos el relleno, calabazas para el pastel, todo lo necesario para la tarta de arándanos...- empezó a enumerar con los dedos.

-Los panecillos de jengibre...- añadió Bella -yo creo que está todo, Esme- ambas jóvenes consiguieron que la buena mujer se olvidara de la comida, y después de cerrar el coche, fueron al encuentro de Alice y Rose, que las esperaban en la cafetería en la que solían quedar.

-Disculpad el retraso- exclamó Nessie después de que todas se saludaran.

-¿Mucha gente con las compras de última hora?- inquirió Rose.

-Muchísima- afirmó Bella -pensé que no terminaríamos nunca-.

-¿Y vosotras, mucho trabajo?- les preguntó Esme; pero la camarera vino a tomar nota del pedido. Una vez pidieron los cafés y los bollos, reanudaron la conversación.

-En la comisión apenas hay trabajo- les explicó Alice -mucha gente ha decidido coger vacaciones-.

-Pues yo tengo la agenda abarrotada- masculló Rosalie -en cuánto los niños tienen vacaciones la consulta se llena- una vez tuvieron el suculento desayuno delante, la conversación fluyó hacia otros asuntos.

-¿Qué tal por San Antonio?- interrogó la joven morena.

-Bien- se encogió de hombros Bella -las clases me van bien, al menos de momento-.

-Serás una maestra estupenda- la animó Esme.

-Te dejaré a las pequeñas para que te entrenes- dijo Nessie con una sonrisa.

-Y a Owen- añadió Rose.

-¿Y la convivencia, todo bien con Edward?- interrogó Alice de nuevo y cambiando radicalmente de tema.

-Muy bien- contestó Bella, con una sonrisa cómplice -no niego que a veces tenemos nuestras diferencias...-.

-La convivencia siempre es difícil al principio, por muy bien que te lleves con tu pareja- la interrumpió Rose.

-Adaptarse el uno al otro... a veces es todo un reto- le dio la razón Nessie, mientras cogía su croissant de chocolate.

-Cierto- aprobó Bella -creía que nos costaría más; pero nos hemos acostumbrado muy bien-.

-¿Y qué pasó al final con la salida con tus compañeros?- siguió interrogando Rose; Bella le había comentado el tema muy de pasada por teléfono. Les relató la pequeña discusión, si se le podía llamar así, que tuvieron la noche anterior. Las chicas la escuchaban atentas, y ni siquiera Esme pudo evitar esbozar una mueca de sorpresa y reírse cuándo la joven contó cómo su novio había mandado a Annie a freír espárragos.

-Cometió el mayor error del mundo- murmuró Rose -si hay algo que Edward no soporta es a ese tipo de chicas- Bella la escuchaba con una sonrisa; su cuñada conocía a su novio desde que era un niño, y lo más seguro es que hubiera presenciado alguna escena similar durante los años de instituto, antes de que saliera con Jessica.

-Daría lo que fuera por haber visto su cara- rió Nessie -le dejó más que claro que tiene dueña- hizo un movimiento sugestivo con las cejas en dirección a la joven castaña.

-Sí- repuso Bella, pero su sonrisa fue un amago, y Alice lo notó.

-¿Te preocupa esa discusión que tuvisteis, verdad?- Bella asintió a la pregunta en silencio.

-No debes preocuparte- la consoló Esme -es cierto que hay una diferencia de edad, pero creo que lo habéis sabido llevar muy bien-.

-Lo lleváis muy bien- corrigió Rose.

-A veces todavía me pregunto qué hace conmigo- susurró en voz baja.

-Ya puedes quitarte eso de la cabeza- la amenazó Nessie, apuntándola con el tenedor.

-Puede que tú no te des cuenta, pero cuándo te mira es...- Rose dejó la frase incompleta -no sé cómo describirlo-.

-Leah me dijo exactamente lo mismo- les confesó la joven.

-Pues entonces deja de preocuparte por eso- le aconsejó Alice -de lo que menos puedes dudar es de los sentimientos de Edward-.

-No dudo de sus sentimientos- aclaró la joven -supongo que soy insegura por naturaleza, eso es todo- suspiró con desgana.

-Todas las parejas discuten alguna vez- objetó Alice.

-Sobre todo vosotros- dijo Nessie con una risa, a lo que el resto de las chicas se unió.

-¿Y vosotros?- interrogó ahora la joven castaña -¿cómo van las cosas?-.

Alice esbozó una pequeña sonrisa mientras su mente dibujaba la imagen del que ya podía llamar su novio. Jasper Cullen, bajo toda esa fachada de arrogancia y socarronería, tenía un lado protector y cariñoso; y sólo él, con su paciencia infinita, había conseguido que el corazón de la joven morena volviera a ilusionarse, y sobre todo, a sentirse valorada y querida.

-No me puedo quejar- les indicó -aunque a veces me saque de quicio con nuestras discusiones- siseó mientras negaba con la cabeza.

-Pero te encanta, admítelo- la retó Rose, riendo divertida. Las chicas sonreían de manera pícara y cómplice.

-Reconozco que me encanta sacarle de sus casillas- admitió con una sonrisa malévola, y provocando las carcajadas de las chicas.

-Eres el complemento perfecto para Jasper- exclamó Esme, feliz por ver cómo los adolescentes y niños que ella había conocido hace más de diez años, tenían ya sus parejas y sus planes de vida y futuro juntos.

Después de ponerse al día en lo que a sus relaciones sentimentales se referían, Nessie se pasó una hora entera interrogando a Alice sobre la comisión y sus compañeros, ya que había decidido pasar lo que quedaba su embarazo, en casa, así cómo durante los primeros meses de vida de sus pequeñas.

Todavía permanecieron un buen rato en la cafetería, hasta que Jane avisó a Rose que tenía varios pacientes citados para dentro de un cuarto de hora; Alice se fue con Bella, Esme y Nessie al rancho, ya que había terminado su jornada laboral y pasaría allí el fin de semana.

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Dos horas después habían descargado toda la compra, y con la ayuda de Nessie, Bella terminó de preparar la comida. Esme había estado recogiendo en el piso de arriba, ayudada por Alice, que se negaba en redondo a ser una invitada sin nada que hacer en esa casa tan gigantesca. Carlisle estaba en su despacho, atendiendo múltiples llamadas y revisando las cuentas que Edward organizaba tan meticulosamente en San Antonio.

Por fin todo estaba dispuesto para comer, y Alice se dirigió hacia el establo, en busca de los chicos; por el camino se cruzó con Edward y Jake, que ya se dirigían hacia la casa.

-Hola chicos- saludó animada.

-Hola señorita Brandon- la saludó Jake cómicamente, rememorando sus primeros días en el rancho Killarney.

-¿Ya habéis acabado?- les preguntó.

-Me temo que no- le explicó Edward, con una mueca -tendremos que volver después de comer- la joven asintió, pero se extrañó que su novio no acompañara a sus hermanos.

-¿Y Jazz?-.

-En la nave de engorde- le señaló Jake con la cabeza -¿por qué tú puedes llamarle Jazz?- se preguntó a si mismo.

-Si no tuvieras la manía de acortar el nombre a todo el mundo sin su permiso...- dejó la frase inclusa su hermano Edward.

-A Bella le dejas que te llame Eddie- le devolvió con sorna.

-Bella es Bella... Jeyky- contestó burlón su hermano pequeño, ante la risa divertida de Alice, que se despidió de ellos para ir en busca de su novio; observó cómo Jake y Edward se encaminaban hacia la casa, con el hermano mayor refunfuñando por cómo le había llamado.

Según se iba aproximando a la nave, la música llegó a sus oídos; sonrió satisfecha. Aunque el experimento ya había concluido, con inmejorables resultados y beneficios, seguían poniéndoles la música a los animales. Descubrió con sorpresa que sonaban las notas de "I don´t wanna miss a thing", canción del grupo preferido de su novio, Aerosmith.

Se quedó parada en la puerta; a lo lejos vislumbró la silueta de Jasper, que recogía lo que parecía ser una de las sogas con las que inmovilizaban a las reses. Se acercó en silencio, y sonrió al oírlo tararear.

-Hola- saludó con suavidad, para no sobresaltarlo. El joven se giró, y recibió a su novia con una sonrisa torcida.

-Hola- le devolvió por respuesta mientras se acercaba a ella y la rodeaba con sus brazos -has salido muy pronto de trabajar-.

-Apenas había faena, de modo que he decidido venir con las chicas- le explicó; el joven ranchero asintió, y por un momento se perdió en los ojos azules de su novia, y estudió minuciosamente su rostro; la alegría volvía poco a poco a la joven. Su novia era muy expresiva, y sus estados se ánimo se podían adivinar con sólo mirarla. Alice alzó su cara, y los labios de Jasper salieron a su encuentro; el mundo exterior pasó a un segundo plano para la joven, que se perdió en esos besos, que la hacían sentirse amada, segura y protegida.

Aunque sus bocas se separaron al cabo de unos minutos, no lo hicieron sus cuerpos, y la joven permaneció fuertemente abrazada a Jasper. El joven se extrañó ante su silencio.

-¿Ha pasado algo?- interrogó con cautela; hacía sólo unas pocas semanas que la joven había recibido la ratificación de su sentencia de divorcio.

-No, tranquilo- se apresuró a calmarle; el cuerpo de Jasper se relajó, y sin decir una sola palabra, empezó a balancearse al ritmo de la balada.

-¿Y esta música?- preguntó su novia, con verdadera curiosidad.

-Estaba un poco harto de música clásica- protestó divertido.

-La música era para los animales, no para ti- le recordó ésta.

-Eso ya lo sé, señorita Brandon- la picó su novio -agradece que les haya puesto esta canción, y no una más movida; dios no quiera que las vacas se revolucionen- Alice se carcajeó divertida mientras se abrazaba más a su chico.

-Quién lo iba a decir- musitó ella contra su pecho.

-Quién me lo iba a decir a mi- corrigió Jasper -que terminaría bailando en un establo... y con una preciosa novia- susurró en su oído, para después dejar un pequeño beso en la frente de la joven. La piel de la joven se erizó de manera alarmante... era increíble; ni siquiera cuándo Peter y ella eran felices había sentido lo que sentía junto a ese hombre. Con unas simples palabras hacía que su corazón se acelerara.

Siguieron meciéndose lentamente, hasta que la canción enfiló sus notas finales. Alice miró a su novio con una pequeña sonrisa, gesto que fue correspondido por éste.

-Es hora de ir a comer- musitó, un poco sonrojada por la manera en que esos ojos grises la miraban -por eso venía a buscarte-.

-Vamos entonces- reclamó el joven -en verdad estoy hambriento-.

-Siempre pensando en lo mismo- murmuró la joven mientras rodaba los ojos -vamos, no sea que sufras un desvanecimiento- su novio rió divertido, dejando un fugaz beso en sus labios y tirando de su mano, para reunirse con el resto de la familia.

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El día de Acción de Gracias pasó tan rápido cómo llegó. La familia Cullen se reunió en torno a la mesa, presidida por un orgulloso Carlisle, que disfrutaba viendo la felicidad de sus cuatro hijos. Todos disfrutaron de la deliciosa cena que preparó el miembro más joven de la familia, que recibió toda clase de felicitaciones y elogios.

También disfrutaron de un fin de semana tranquilo en el rancho, y sobre todo Bella, que estaba feliz de que el domingo no tuvieran que volver a San Antonio. Ambos necesitaban estar con su familia más que un fin de semana.

Pero según iba llegando el día del juicio, el ambiente de la casa tornó del cotidiano ajetreo alegre a los nervios e incertidumbre. Carlisle y sus hijos no paraban de hablar con Jenks, repasaban la documentación que iban a presentar, y hablaban una y otra vez con Sam y varios de los peones que descubrieron el desastre.

El jueves Bella, Esme y Nessie esperaban pacientemente en el vestíbulo; ya llevaban casi dos horas de vista. Bella estaba sentada al lado de Nessie, y ambas se percataron en silencio de la mirada desafiante que James y Garret dirigieron a sus parejas y a Jasper y Emmet cuándo éstos llegaron. Eleazar, junto con su abogado, entró directamente en la sala, evitando cruzarse con la familia Cullen.

-¿Qué estará pasando ahí dentro?- susurró nerviosa Bella, mirando en dirección a la puerta.

-Están tardando demasiado- le dio la razón su cuñada; un poco apartadas de ellas, Esme hablaba con Rosalie, informándole de que no había ninguna novedad. Alice también había llamado unos minutos antes, ya que tenía una reunión importante en el trabajo y no pudo ir con ellos. Unos interminables minutos después, por fin las puertas se abrieron; las mujeres se levantaron veloces, acudiendo al encuentro de Carlisle y de sus hijos.

-Edward- murmuró nerviosa Bella, acercándose a su novio -¿qué ha pasado?- el joven pasó una de sus manos por su cintura, acercándola a él.

-Tranquila cariño; todo ha ido muy bien- la tranquilizó.

-¿Entonces...?- inquirió ansiosa Esme.

-El juez ha decretado que la responsabilidad es suya- les contó Jake.

-Y deben pargar los desperfectos, además de una considerable multa- terminó Jasper. Bella miró a Edward, que enseguida se lo explicó.

-Sus reses no deberían estar en esos pastos; está estipulado por ley que debe haber una determinada distancia entre los ganados de los diferentes ranchos-.

-Y por supuesto, sus toros no deberían haber estado ahí- concluyó Carlisle. La joven respiró aliviada, gesto que copió Nessie, pero una voz furiosa hizo que el alivio se esfumara de un plumazo.

-Todo este jaleo por una simple cerca- siseaba Eleazar, que se acercaba a ellos, escoltado por sus dos tediosos vástagos. Bella se pegó más al costado de su novio, que miraba con los ojos entrecerrados a los hermanos Denali. Jake, Emmet y Jasper permanecieron al lado de su padre, viendo cómo Eleazar se paraba frente al patriarca.

-Podríamos haberlo arreglado de otra manera, Eleazar- le recordó Carlisle -vosotros lo habéis querido así-.

-No vamos a daros un sólo centavo- masculló James.

-Ya has oído lo que ha dicho el juez- le recordó Jake, que estaba perdiendo la paciencia. Bella gimió para sus adentros... el asunto no estaba para nada terminado.

-Vosotros mismos- se encogió de hombros Jasper -pero yo que vosotros, pagaría para no tener problemas-.

-Puede que seas tú el que tenga problemas- el joven ranchero se envaró, debido a la amenaza de Garret.

-A nuestro amigo Peter no le va a hacer gracia saber que su mujer se divierte con otro- canturreó James. El cuerpo de Jasper tembló de rabia, y sus puños se cerraron con fuerza, conteniéndose para no estampárselo en la cara. Bella y Nessie se miraron asustadas, pensando en su amiga Alice.

-Sois unos miserables- les echó en cara Emmet. Carlisle miraba a Eleazar furioso... ¿cómo podían ser tan malvados?.

-No me mires así, Jasper; ésto te pasa por enredarte con la chica equivocada- siguió provocando James. El joven ya no pudo contener la furia y la rabia, y en un rápido movimiento estaba cara a cara con el mayor de los hermanos Denali.

-Si le pasa algo a Alice- hizo una pequeña pausa -si ese mal nacido la encuentra, lo pagará caro... y vosotros también- les amenazó, apuntándoles con un dedo.

Bella asistía horrorizada al enfrentamiento que se había montado en cuestión de minutos; dado que James seguía en sus trece, Edward y Jake tuvieron que sujetar a su hermano, que no podía pensar en otra cosa que en partirles la cara. Carlisle y Eleazar también discutían acaloradamente, la joven nunca le había visto gritar de esa manera.

-Ésto no va a terminar bien, de ninguna de las maneras- murmuró Esme, con pena y miedo mezclados en su voz... Nessie y Bella la miraban nerviosas e inquietas... ojalá la buena mujer se equivocara... pero ellas también sospechaban que los problemas habían comenzado de nuevo.

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 Bueno mis Chicuelas, me Atrase un poco con el Capi, pero esta Fenomenalmente bueno, jeje, creo que esa palabra ni existe, pero así soy Yo...

Las amo, desde Medellin- Colombia, muchos besos y abrazos!¡
Ojo, comenten, comenten!!  ;)



viernes, 15 de febrero de 2013

¿Ymi final feliz?





Capitulo XIX
Diciendo la verdad...


¿Qué clase de domingo era este?... 

Me sentía en la dimensión desconocida. Edward y Tanya (estos no contaban), Alice y Jasper e increíblemente Emmett y Rose se encontraban emparejados en diferentes puntos de la casa como si esta fuera un lugar de citas. Y para el colmo mis padres habían salido a Seattle a una reunión importante y luego se tomarían la noche para una velada romántica. 

La pobre Bella (o sea yo) tuvo que ingeniárselas para no sentirse más mal de lo que ya soportaba. Si tan solo Jake estuviera aquí toda esta situación no me importaría en lo más mínimo. Oi música alegre, casi compro una secadora que ni necesito por ver TV ventas, ordene pizza, arregle mi habitación y hasta platique con un pajarito que se asomó a mi ventana preguntándole como se veían las cosas desde el cielo. Ridículo, pero todo con tal de llevar una tarde tranquila. 

Definitivamente había sido ignorada por todos. Desde que Alice cruzo más que un hola con Jasper después del desayuno estos no dejaron de hablar, tanto así que eran las cuatro y mi amiga todavía estaba en piyama. 

Cuando Emmett llego, como a eso de las once se asombró al ver a Alice de esa manera pero no le importó una vez que Rose se asomó. ¿Qué acontecimiento cósmico había ocurrido ese día para que todos encontraran a su pareja? 

-Qué más da – me dije a mi misma caminando hacia la parte trasera del jardín. A lo lejos se veía un camino y pensaba seguirlo. Si querían estar solos, solos estarían. 

No avise a nadie ¿para qué? Simplemente tome mi celular, me coloque mi gorro favorito y mi sudadera y emprendí mi viaje a no sé dónde. Muchas veces había visto ese camino pero hasta hoy me atrevía a seguirlo. 

Todo a mí alrededor era verde y más verde, simplemente precioso, pero tristemente la imagen solo traía a mí un recuerdo: unos ojos esmeralda. 

-Eres tonta – me regañaba – todo va a estar bien, simplemente necesitas decir las cosas y punto. No seas una cobarde, el necesita saberlo. Edward debe saberlo – asentí aceptando mis palabras. 

-¿Qué es lo que debo saber? – esa voz, mi corazón se congelo en el momento en que la primer palabra salió de su boca. ¿Me había seguido? En qué momento, no oi a nadie detrás de mí. 

- Ed… Ed…. Tú – termine señalándolo ya que no pude llamarlo por su nombre - ¿Qué haces aquí? 

Me miro avergonzado y luego volvió a su postura original – necesitamos hablar – su voz era seria y muy segura. 

-Tienes razón – era hora de la verdad y estábamos solos, no podía desaprovechar el momento. 

- Tú empiezas primero – se sentó sobre una roca húmeda junto al camino así que me pare frente a él y tome aire. 

¿Cómo empezaba? Mi corazón palpitaba tan rápido como un colibrí y sentía sus ojos analizar todos mis movimientos. Mordí mi labio inferior buscando las palabras correctas, pero cuales palabras, a esta altura mi única opción era ser directa y honesta. 

-Te mentí – solté sin verlo a los ojos - y te he ocultado información. 

- Lo sé – movía sus manos incomodo – lo supe en el momento en que… bueno, dijo que era tu amigo. 

-Edward – lo llame ya que veía hacia otro lado cuando dijo lo último – él no es mi amigo. 

Vi sus ojos cambiar, ¿eso que reflejaban era alegría? – De verdad – sonrió… creo que sí. 

-No del todo – acepte – él es… 

- Alguien al que le gustas –afirmo. 

Asentí, era cierto, yo le gustaba a Jake. Por algo era su novia o no. Ok Bella, aquí vamos, mi mente ya lo había decidido. 

-Jake y yo somos Novios – hubo silencio, solo el viento rosaba mi cara dándome la serenidad que necesitaba en ese momento. 

Dos minutos después y nada, Edward no se movía, no pestañeaba, ni una tan sola palabra salía de sus labios. Me estaba preguntando si lo de Alice era contagioso cuando Edward se levantó abruptamente. 

-No es cierto – grito acercándose a mí – dime que no con él. Por favor Bella… - apretó un poco mis hombros. 

- Me lastimas – moví mis hombros para zafar su agarre pero este solo apretó más – Edward. 

- Déjalo – me ordeno – termina con él y olvida que existe. 

- ¿Qué? – la reacción de Edward fue peor de lo que creí. Sabía que se molestaría pero esto era demasiado. Como era capaz de pedirme algo así. 

- Él no es bueno para ti – sus ojos eran penetrantes – hazlo por mí. 

- Edward… No entiendo ¿Qué es lo que pasa? ¿Porque no te gusta Jake? – habla suave intentando calmar las cosas. 

- Y todavía lo preguntas – mantenía sus puños apretados desde hace varios segundos – él te hirió Bella y yo no puedo permitir algo así. 

- Él no me ha herido – estaba entendiendo mal las cosas – yo fui la de la culpa. Si no hubiera sido por mi miedo a decírtelo el jamás habría actuado como lo hizo. 

-¿Miedo? – Abrió sus ojos incrédulo de mis palabras - ¿me tienes miedo? 

Se veía desilusionado, pero algo me decía que no era de mí. Su antes postura defensiva se había convertido ahora en una temerosa ¿pero de qué? 

-Un poco – acepte – tenía miedo a esto. Temía el hecho de que no quisieras que Jake estuviera en mi vida y ahora lo confirmas. 

- Bella…. Yo… yo… - suspiro sonoramente pasando su mano por su broncíneo cabello – yo solo quiero tu seguridad. 

- ¿Qué significa eso Edward? Porque la verdad no te entiendo – sus palabras me alteraron un poco – sabes, ya no soy una niñita que necesita protección. Puedo cuidarme sola y la verdad no necesito de ti para sobrevivir. Eres mi hermano, si, y siempre serás parte de mi vida pero el mundo no se mueve solo por ti. 

No espere respuesta de su parte, sabía que mis palabras habían sido hirientes pero por el momento no quería arrepentirme, esperaba dejar ese sentimiento para después. Avance varios metros antes de sentir la mano de Edward detenerme. 

-¿Qué? ¿Ahora qué quieres? – Le grite – no tuviste suficiente ya o quieres que te deje claro que no pienso dejar a Jacob solo porque ya no puedes controlar más mi vida. 

-Cállate – tapo mi boca con su mano – antes de que sigas destilando ese veneno que tienes para mi déjame hablar. 

Cruce mis brazos y retrocedí dos pasos dándole lo que tanto deseaba. Si quería hablar lo dejaría, nada podía salir peor de lo que ya estaba así que lo único que perdería sería un par de minutos porque lo de los hermanos inseparables ya ratos se había ido a la borda. 

-Yo también te oculte información – comenzó – no te dije nada a cerca de Tanya y tú la aceptaste sin reprocharme nada. Eres mejor que yo en eso. 

Se movía de un lado para otro y ya me estaba exasperando. Su actuar era como si no supiera que hacer, pero sus palabras, estas me habían dolido más de lo que podía reflejar. Él decía que yo era buena, pero mi comportamiento anterior no había sido el mejor. 

-Preciosa… – tomo mis manos – perdóname. Tienes razón, tú ya no eres una niña y yo debo aceptar tus decisiones me gusten o no. 

¿Por qué era tan lindo conmigo si yo lo había tratado mal? 

Edward POV 

Me sentí mal cuando Bella se excusó esa mañana en el desayuno. Quería hablar con ella pero Tanya había aparecido interrumpiendo el momento en que Bella parecía que me diría algo. Su mirada era de tristeza. Verla así me dolía, nada iba como me lo había imaginado en el momento que le dije que regresaría. 

Tanya y yo nos encontrábamos en el balcón de mi habitación viendo el precioso paisaje trasero que nos brindaba la casa. Me sentía incómodo, toda la mañana y lo que llevaba de tarde me la pase pensando en cómo acercarme a Bella y hablar de lo que le sucedía. 

Era grosero de mi parte no pasar más tiempo con ella, solo llevaba un día aquí y me la había pasado en la mayoría del tiempo solo con Tanya. Esta notaba mi incomodidad pero no decía nada, me conocía y sabía que las cosas salían por mi propia voluntad y si no le había dicho nada es porque no quería aun. 

Necesitaba recuperar a mi hermana, me sentía solo sin ella. Siempre había sido mi amiga, mi confidente y la persona que mejor me conocía en el mundo. El vacío que tenía en mi pecho por su lejanía se mantenía latente y sin mejora alguna. 

-¿Esa es Bella? – me pregunto Tanya señalando hacia el bosque. 

Ella caminaba en dirección a una pequeña vereda junto a la casa ¿a don de creía que iba y sola? 

Me levante caminando hacia la puerta para seguirla. Si pensaba ir a algún lado definitivamente iría conmigo. No necesite decirle nada a Tanya, ella entendía que mis problemas eran con Bella. 

Afuera estaba helando y el sol apenas se notaba entre la espesura de Forks. Apresure mi paso intentando alcanzarla. Bella sola y en un bosque, no era la mejor idea que se le haya ocurrido. 

Desde lejos la veía mover los brazos como si estuviera hablando con alguien y su caminar era apurado. 

- cobarde, el necesita saberlo. Edward debe saberlo – eh… ¿de que hablaba Bella? Se oía conflictuada. ¿Qué era lo que me tenía que decir para que estuviera así? ¿y porque era cobarde? 

-¿Qué es lo que debo saber? – le hable sin importarme el hecho de que no estaba al tanto de mi presencia. 

Su expresión fue de susto al darse cuenta que era yo, sus ojos mostraban preocupación e indecisión. 

- Ed… Ed…. Tú – tartamudeo - ¿Qué haces aquí? 

Me dio algo de pena que me dijera eso, si era un intruso en su conversación personal pero eso no era a lo que venía – necesitamos hablar – hable para que entendiera las razones de mi presencia ahí. 

-Tienes razón – suspiro mordiéndose el labio. Estaba nerviosa, solo hacia eso cuando era así. 

- Tú empiezas primero – le dije, ella era la que hablaba sobre decirme algo. Me senté sobre una roca mientras Bella se colocaba frente a mí. 

Parecía no decidirse, sus movimientos, su constante morder de labios y el hecho que no me veía a los ojos no era buena señal. 

-Te mentí y te he ocultado información –finalmente dijo algo. Información que tenía a medias y que me confirmaba en ese momento. Pero si de personas poco informativas hablamos yo no me quedaba atrás. 

- Lo sé – tome aire – lo supe en el momento en que… bueno, dijo que era tu amigo. 

No me había gustado el hecho de que él lo dijera y menos me gustaba el que Bella lo confirmara, pero al fin de cuentas este o no feliz por eso era verdad. 

-Edward – oí su vocecita llamarme – él no es mi amigo. 

Mis sentimientos cambiaron totalmente, de creer que tendría que aceptar a ese hombre en la vida de Bella pase a emocionarme (sin reflejarlo) porque no lo volvería a ver. Era la mejor noticia del día. 

– De verdad – no pude evitar sonreír cuando dije las palabras. 

-No del todo – bajo la mirada – él es… 

No es cierto, por favor. Retráctate, Bella… dime que solo es un conocido. Sus palabras amenazaban con martillar mi cabeza. 

- Alguien al que le gustas – termine su oración. Eso se notaba a legua. La forma en como la veía cuando los encontré era una de las primeras cosas que me había molestado. 

Movió su cabeza asintiendo, ella también lo sabía. ¿Qué pensaba decirme? ¿Qué también le gustaba? Eso no era una buena idea Bella, tu amigo no amigo no es merecedor de ti. 

-Jake y yo somos Novios – soltó sin anestesia. ¿Qué ellos que? No podía procesarlo, no podía creerlo. Yo suplicando (mentalmente) que no le gustara a ella y está ya estaba con él, tanta desconfianza tenia de mí que no me había contado nada de eso. 

Sentí mi cara arder, mi corazón palpitaba fuerte por el malestar que me producía la idea de ver a mi hermanita con ese animal. Porque eso era, un animal si había hecho llorar a Bella. No, no y no. Definitivamente Bella y el no serían novios, no en mi presencia. Mi hermana merecía a alguien mil veces mejor que él. 

Me levante sin medir fuerzas. Tenía que hacer algo. 

-No es cierto – le hable fuerte acercándome a ella – dime que no con él. Por favor Bella… - la tome de sus hombros buscando respuesta. 

- Me lastimas – oi sus palabras pero no eran lo que quería escuchar y solo la sostenía para que no me dejara con la duda– Edward. 

No me contestaba. Obvio Edward - hablo mi conciencia - Su silencio es la respuesta, el que calla otorga. 

- Déjalo – salieron mis palabras sin medirlas, si, lo había dicho. Pero era cierto que quería que lo hiciera. – termina con él y olvida que existe. 

- ¿Qué? – su pregunta me dolió. Es que acaso no entendió que él no la merecía. Acaso no veía bien las cosas. 

- Él no es bueno para ti – la mire a los ojos – hazlo por mí – le pedí como última opción. Ella siempre había cedido a esas palabras. 

- Edward… No entiendo ¿Qué es lo que pasa? ¿Porque no te gusta Jake? – su voz apenas llegaba a mis oídos por lo bajo que hablaba pero escuche cada una de sus preguntas. 

- Y todavía lo preguntas – ¿es que hablaba en alemán para que no me entendiera? – él te hirió Bella y yo no puedo permitir algo así. 

- Él no me ha herido – lo volvía a defender – yo fui la de la culpa. Si no hubiera sido por mi miedo a decírtelo el jamás habría actuado como lo hizo. 

Por Dios, mi propia hermana me tenía miedo. ¿Qué clase de monstruo era para que sintiera eso por mí? Sentí mi corazón quebrarse, era imposiblemente doloroso darse cuenta de lo que producía en Bella. 

-¿Miedo? ¿Me tienes miedo? – pregunte intentando pensar que había escuchado mal. 

Criticaba a su… novio, pero yo no era mejor que él. 

-Un poco – acepto– tenía miedo a esto. Temía el hecho de que no quisieras que Jake estuviera en mi vida y ahora lo confirmas. 

Su voz sonaba dolida. 

- Bella…. Yo… yo… - ¿Qué le decía? Sentir mi cabello entre mis manos solo provocaba querer arrancármelo – yo solo quiero tu seguridad. 

- ¿Qué significa eso Edward? Porque la verdad no te entiendo – tenía una expresión que jamás había visto en su rostro – sabes, ya no soy una niñita que necesita protección. Puedo cuidarme sola y la verdad no necesito de ti para sobrevivir. Eres mi hermano, si, y siempre serás parte de mi vida pero el mundo no se mueve solo por ti. 

Sus palabras, demasiado ciertas me hicieron sentir peor. Sí, yo era su hermano mayor, si yo prometí protegerla pero ahora me daba cuenta que no solo era de los demás que debía hacerlo. Perdí el hilo del exterior mientras pensaba y fue después que me percate que Bella no estaba conmigo. Ella se movía decidida a través del camino. Tenía que conseguir su perdón, podía perder cualquier cosa pero no podía perderla a ella. 

-¿Qué? ¿Ahora qué quieres? – Grito cuando me tome su mano – no tuviste suficiente ya o quieres que te deje claro que no pienso dejar a Jacob solo porque ya no puedes controlar más mi vida. 

Suficiente, no podía dejar que su corazón se llenara de odio hacia mí -Cállate – le dije tapando su boca con una de mis manos, necesitaba que dejara de hablar - antes de que sigas destilando ese veneno que tienes para mi déjame hablar. 

¿Dónde estaba la niña dulce que había conocido? – Guardada muy al fondo de su corazón para no ser herida ahora por ti – gritaba mi conciencia torturándome. Si buscaba enemigos yo mismo era uno. 

-Yo también te oculte información – quería hacerla sentir mejor – no te dije nada a cerca de Tanya y tú la aceptaste sin reprocharme nada. Eres mejor que yo en eso. 

Era verdad, había actuado mal al no contarle y sentía que su desconfianza hacia mí era el producto de mis actos al no tomarla en cuneta. 

-Preciosa… – tome sus pequeñas manos– perdóname. Tienes razón, tú ya no eres una niña y yo debo aceptar tus decisiones me gusten o no. 

Necesitaba su perdón, necesitaba que las cosas volvieran a ser como antes. Jamás había pensado que Bella y yo nos encontraríamos en esta posición. 

Haría lo que fuera necesario para que ella volviera a creer en mí. Aunque me tocara soportar a su noviecito y fingir aceptación. Pero por Bella haría cualquier cosa.

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niñas una disculpa por la demora en la publicación de este fic... ¡¡¡¡lo tenía perdido!!!! estare publicando con regularidad para ponernos al corriente.
pero lo encontre y