martes, 6 de marzo de 2012

Indice




 

 

 

Entre el amor y la guerra



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Epilogo
Nueva York, 1650

 Marie Isabel Cullen pov

-vamos hija, ese muchacho es perfecto, es guapo, rico, de familia respetable, no veo por qué no quieres aceptar su cortejo- me reprendió mi madre entrando al desván.

Después que dejara a Roberto de pie y con la palabra en la boca, cansada de sus desplantes y aires de todo poderoso.

-es un presumido, como las demás lo persiguen cree que me va a apantallar con su sonrisa de lado y sus ojos verdes  y su cabello rubio  su, su… ay mama si me gusta pero… no sé, no parece ser de los hombre que se dan a una sola mujer. Nada mas míralo en las fiestas, siempre está rodeado de mujeres… parecen moscas alrededor de la miel... oye ¿Quién es ella? Se parece mucho a mi- dije sacando un cuadro con el retrato a lápiz de una mujer.

-no sé, déjame ver- dijo mi madre, saco el dibujo y leyó la inscripción detrás- es Isabella Swan… Isabella Cullen, la abuela de mi abuela. ¿Qué más hay en esa caja? ¿De dónde la sacaste?- pregunto.

-vino entre las cosa que trajo mi abuelita de la casa de Toscana- dije.

-bueno aquí hay un pergamino, déjame leértelo- dijo mientras desenrollaba un papel.

Leyó en voz clara y alta.

“Isabella Marie Swan, hija de Charlie Swan y René Swan. Se caso con Edward Cullen a los 16…” leyó y a cada palabra que decía yo me asombraba más. Esa mujer hizo cosas que ninguna mujer su época o la mía habría pensado siquiera. Esa mujer fue increíble. Ahí estaba su historia completa.

-lo ves mama, no soy la primera de la familia en montar caballo, manejar el arco y el sable como hombre así que deja de pegar el grito en el cielo cada que lo hago- dije segura -además la tía Alicia es toda una leyenda en el oeste- agregue.

-bueno tu tía Alicia está loca y no te gustará como termina la historia de Isabella, deja sigo leyendo-

“Murió joven, a los 45 años, durante la invasión al país, pero los que la conocen mejor dicen que en sí murió de amor. Su esposo fue asesinado en batalla mientras lideraba el grupo de resistencia, Edward Cullen murió a los 47 años, dejando a su esposa Bella, como todos la conocían, llorando por días.

Cuando ella supo que los barcos del enemigo estaban atracando en la costa de  Toscana, lidero junto con su cuñado Emmet Cullen y su otro cuñado Jasper Hale la resistencia que su esposo dejara.  No solo los llevo a la batalla sino que dejo al enemigo con nada en las manos, siendo la primera mujer en tomar las armas y llevar a su gente al triunfo.

Pero no todo fue felicidad. Pues durante la última y más grande lucha, ella a la cabeza de su grupo de jinetes recibió un corte en un costado. Si bien la herida no era mortal, se negó recibir ayuda hasta que todo rastro de invasores fuera eliminado de las Tierras Italianas. La espera en atenderse le provoco una infección severa que la tuvo en cama hasta que murió. Algunos dicen que no espero por querer derrotar al enemigo, creen que fue por alcanzar al amor de su vida. Los enterraron juntos en los jardines de la que fuera su casa en Toscana, pues de todas las casas que llegaron a tener esa era la favorita de ella.

En todas las tierras altas y bajas de Vulterra se supo su hazaña y hasta los últimos días de su clan fue vitoreada, bendecida, amada y venerada por cada habitante de ese país. Así como su esposo. Una leyenda antigua cuenta que en el aniversario de su boda se ven dos amantes caminando por la playa tomados de la mano y se pierden dentro del mar

-vaya esa sí que es una historia- dije llorando.

-sí, lo es, mi abuela me contaba sus hazañas cuando era pequeña, creo que las olvide la crecer, pero tiene razón, fue la historia de amor más hermosa y trágica que jamás pudo haber, mi abuela decía que se amaban tanto que sus almas se fueron juntas y que fue tan grande su amor que seguramente renacieron solo para encontrarse de nuevo y amarse de nuevo porque una vida no les fue suficiente-

-¿sabes mama? tienes razón, no hay motivo para que no acepte los cortejos de Roberto, después de todo se parece al esposo de ella, mira este dibujo- dije mientras le pasaba otro cuadro.

-tienes razón, es muy parecido- dijo mama sonriendo.

-además si ella pudo llegar tan lejos siendo una niña, arriesgar todo por su familia, su clan y su amor, porque yo no podría arriesgarme un poco por el hombre… que amo…- dije apenas.

-Marie ¿estás enamorada de Roberto?-

-desde los 16, pero era tan inmaduro que preferí rechazar sus constantes intentos, pero ahora que ambos tenemos un poco mas de edad quizá le ponga un poco de interés en otro sentido, no sé mama, me arriesgare y espero que no me rompa el corazón-

-no te preocupes, si lo hace estoy segura que Jacob le parte la cara- dijo mama riendo.

-¿a quién le partiré la cara? ¿Y por qué?- pregunto mi hermano entrando en ese momento.

-A Roberto- dije

-¿Qué te hizo el imbécil de mi mejor amigo?- pregunto sin entender.

-nada aun, le romperás la cara cuando me rompa el corazón- dije abrazándolo.

-mejor aun hermanita, te enseñare a pelear como hombre y mientras yo lo sostengo tu le das- dijo despeinándome como cuando tenía 5 años y me jalaba el pelo hasta hacerme enfadar - aunque no creo que eso pase, el pobre esta que se cae de amor por ti y mira que te has hecho del rogar hermanita- dijo.

-¿y qué esperabas? Soy una Swan en el fondo- dije riendo mientras sostenía el retrato de esa gran mujer.

Desde ahora mi ejemplo a seguir.

Fin


Al final de cada historia, lo único que importa es el amor. Y el de Bella y Edward fue tan grande que no se limito a una vida, Marie y Roberto fueron tan felices juntos y se amaron tanto que al igual que sus antepasados sus almas se fueron juntas. Y quien puede saber, tal vez tú seas Bella en esta vida y la persona a tu lado sea tu Edward.

Recuerda que la vida no se mide por las horas que respiramos, se mide por los momentos que nos roban el aliento…

Así que vive, ama, ríe...

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Entre el amor y la guerra



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Capitulo 18- Bajo el sol de Toscana

Edward pov

-feliz cumpleaños Bella- dije antes de aventarme sobre la cama donde aun dormía, desnuda y por la expresión con que despertó, feliz.

Tomarla me hace pensar en lo que tuvo que hacer, pero lo único que puedo sentir es culpa, por mi había llegado a eso, me consuela saber que esos malditos están muertos, nadie más lo sabrá porque nadie en ese lugar sobrevivió. Garrett es hombre de palabra y ha jurado no decir nada sobre sus informes. Nadie sabrá lo que mi esposa tuvo que hacer.

-gracias… ¿Qué haremos hoy?- pregunto antes de abrazarme, dejando su muy hermoso cuerpo sin cubrir.

-lo que tú quieras… podemos regresar a casa, Rose está muy molesta contigo porque te fuiste antes que naciera su hijo, ya debe haber nacido. Estaba a nada de parir cuando vine para acá-

-¿Cómo sabias donde estaba?- pregunto sentándose sobre mí.

-Jake me lo dijo, me mando una carta cuando llegaron a Londres, así que apenas pude llegar a la puerta de la habitación sin caerme, me monte en un barco. Para cuando llegue aquí, Jake me había dejado un recado en el muelle dándome la dirección de la hacienda- dije mientras me entretenía acariciando su cuerpo.

Sus senos para ser más exacto, esos hermosos senos blancos, suaves, redondos…

-hum… Jake traidor… ¿Qué le regalaremos para su boda?- pregunto mientras se movía un poco dejándome dentro de su cuerpo.

-lo que quieras… solo no te detengas- pedí mientras me llevaba al paraíso.

Dos horas después, cansados y muy, muy pero muy satisfechos yacíamos en la cama abrazados.

-me gustaría vivir aquí, es perfecta esta casa. Pero me imagino que debemos regresar al castillo- dijo con su boca pegada a mi pecho.

-Bella no intentes emboscarme, eso ya no funciona… podemos comprarla y pasar el verano acá, pero viviremos allá la mayor parte del tiempo- dije sonriendo.

-¿emboscarte yo? ¿Cuándo he hecho semejante cosa?- pregunto fingiéndose ofendida y separándose un poco.

-ya caí ¿verdad?- pregunté cuando su sonrisa triunfal apareció.

-redondito amor, me parece perfecto que quieras pasar el verano aquí ya que no podría estar lejos de Vulterra en navidad- dijo riendo mientras corría a la tina.

-diabólica…- dije mientras me daba a la ardua tarea de seguirla y hacerla mía  de nuevo.

Cuatro meses después.

-tengo noticias para ti- dijo mientras caminábamos de la mano por el campo.

Aun con la nieve mi esposa había querido acampar en la cabaña y llevábamos ahí una semana completa. Así la segunda semana de enero nos alcanzo.

-dime- pedí.

Aunque estaba seguro de saber que es. Había ayudado a Jake cuando trataba de calibrar un arco enorme que Charlie le regalo a Bella en  navidad y que mi esposa esta empeñada en usar, aunque el aparato es casi de su tamaño.

Seguro que ya lo ha conseguido y quiere presumirme su nueva habilidad.

-estoy embarazada- dijo

-ese arco es muy… ¿Qué?-

-¿Qué?- pregunto a su vez

-olvídate del puto arco, repíteme lo que dijiste- pedí tomando ambas manos entre las mías.

-estoy embarazada, espero un hijo… un niño o niña tuyo y mío- explico mientras mi cabeza se hacía puré.

Me quede ahí mirándola bajo la luz del sol, de pie sobre una pequeña roca para estar a mi altura. Baje la mirada hacía su vientre plano completamente.

Lo sé porque esa mañana había besado, acariciado y disfrutado de su cuerpo.

-gracias- atine a decir antes de abrazarla.

-¿Por qué?- pregunto con la cara de confusión.

-por esto Bella, por darme hijos, por quedarte conmigo, por ser la mujer perfecta para mi, por…- el nudo en mi garganta se hizo enorme hasta impedirme hablar.

-te amo- dijo uniendo sus labios a los míos.



Bella pov

Es tarde y Edward no llega, esta noche es importante y no puede ser que algo de emergencia le salga. Me sumí en los recuerdos mientras esperaba que apareciera.

Recuerdo.

-familia por favor préstenme su atención un momento- dijo mi esposo mientras cenábamos todo en el castillo de mi padre.

Los Hale, Los Cullen, Los Swan y los Black, todos sentados en el enorme salón del castillo de Eorlingan.

-como todos saben, mi esposa y yo por fin hemos arreglado nuestras diferencias y tengo el placer de poder, justo ahora, pedir la mano formalmente a Charlie Swan para santificar nuestro matrimonio- dio mientras yo me quedaba asombrada -si Bella me acepta para compartir toda su vida- dijo mirándome.

Mis ojos se humedecieron y aunque no quería, llore.

-sí, si te acepto- dije.

Se levanto y arrodillo frente a mí, tomo mi mano besándome. Se sentó de nuevo en su sitio.

-bueno con esto en marcha, nos gustaría pedirles que fueran los padrinos de bautismo de nuestro hijo- pidió Jasper mientras mi muy embarazada hermana sonreía.

-será un placer- respondí.

Entre comentarios de esto y de aquello pasamos la noche. Los regalos fueron abundantes en todos los sentidos.

-y tengo algo más- dijo mi papa cuando termino de entregar todos y cada uno de los presentes.

-Charlie, te juro que es una mala idea- dijo Carlisle.

-Vamos Swan, si le das eso… Edward es hombre muerto antes de la boda- agrego Eleazar.

-me arriesgare- dijo mi padre -hija, cierra los ojos- pidió y obedecí.

-¡¡¡tienes que estar jodiéndome!!!- escuche a mi esposo.

No pude evitar abrir los ojos. Ante mi, en manos de Jake estaba un arco enorme, en negro ónix, con cuerdas enceradas, flechas de casi un metro de largo, las más cortas, las más largas alcanzaban el metro y medio con todo y plumas.

Decir que salte fue poco, me colgué del cuello de mi padre mientras lo besaba, corrí hacía Jake y le quite el aparato, mientras  intentaba sostenerlo sin caerme sobre o debajo de él.

-no usaras eso, lo pondremos en la sala de exhibición y tu- apunto a mi padre-  tienes que dejar de regalarle armamento a mi esposa- dijo Edward serio.

-¿Qué pasa yerno? ¿Miedo?- pregunto mi padre riéndose.

-Terror, si me agarra enfadada hasta ahí llego, parece que no conoces a tu hija… además sabes que las flechas me dan cosa- dijo mi esposo sin relajar el ceño.

-madura Edward, si quisiera matarte ya lo habría hecho- dijo Emmet.

-esto terminara mal para mí- dijo mi esposo sentándose con cara de derrota.

Quise decir algo pero… las ganas de vomitar me lo impidieron.

Fin del recuerdo

La noche sigue pasando, no nos nemos separado desde que le dijera de mi estado, viajábamos en carruaje para que yo no me fatigara, sin los Masen las cosas son pacificas en el territorio, pero justo ahora se desaparece. Mi enfado eta pasando a la furia. Apenas tengo tres meses de gestación y mis continuos cambios de humor lo tienen desesperado. Ese es el motivo por el que me lleva a todas partes, no quiere hacerme enfadar y cuando empiezo a llorar solo él puede calmarme.

-Bella, la cena esta lista… ¿Dónde está Edward?- dijo mi madre.

Mi hermana y su esposo no pudieron venir pues el bebe esta a nada de nacer y no quise arriesgarlos. Después de la cena iríamos a verlos, así que solo seríamos, mi cuñado con Rose, Jake con Leah su esposa, Sam con Emily, una mujer viuda que conociera en Toscana, mis padres y nosotros. Por supuesto Eleazar con su esposa fueron invitados pero Tania se quedo con Alice para que mi madre pudiera venir y Eleazar quiso quedarse con ellos.

-no se mama, pero lo atravesare con mi arco nuevo por no estar a tiempo. ¡¡¡Maldita sea, que esta noche me quedo viuda!!!- dije furiosa.

Por fin lo vi llegar a todo galope, desde mi posición en la ventana.

Importándome poco que para alcanzar el arco tengo que subirme a una mesa, la cual arrastre para mis propósitos, en minutos estuve con el arma cagada y esperando que mi imbécil esposo entrara.

-Bella cariño, estoy en casa, lo siento fue un imprevisto y… ¿Qué haces con eso? No… - escuche en cuanto llego.

Se tiro al suelo cuando solté la primera flecha…



Edward pov

Siete meses después

-vamos señora, puje, ya veo la cabecita- dijo Fiona.

Sostuve a mi esposa entre las piernas y le ayude a estar más cómoda, considerando que para lo que está por pasar nada le hará sentirse así, algo es algo. Por suerte según Fiona la criatura no es muy grande, ya que no hizo demasiado vientre.

-esta vez si te atravieso- dijo mi esposa antes de pujar.

-esta vez no me quito pero tienes que salir de esto- dije abrazándola.

Enterró sus uñas en mis brazos, duele pero seguro que no es nada en comparación con lo que ella está pasando.

-uno más y estará fuera el bebe señora-

Y mi esposa lo hizo, un minuto después el llanto de mi hijo inundaba la estancia.

-es una niña, tienen una niña- dijo la mujer.

Envolvió a la bebe y me la entrego. Me acerque a donde mi esposa estaba y le mostré lo que nuestro amor había creado.

-es perfecta, como tu- susurre.

Llorando de felicidad, mi familia está en crecimiento.

Cinco meses después

-yo te bautizo con el nombre de Renessme Cullen- dijo el sacristán mientras mojaba la cabecita de mi hija.

Mi cuñada la sostenía al ser la madrina mientras Rose abrazaba a Benjamín hijo de Alice y Jasper y yo cargaba al hijo de Rose, Kellan, tan parecido a mi hermano que bien podría ser su réplica.

La casa de Toscana estaba decorada con flores, enredaderas y más. Mi madre se retiro en cuanto la ceremonia termino en compañía de Tania y René, arrasarían con las tiendas, todas las compras son para los nietos.

Mi padre estaba en el despacho platicando con Eleazar y Charlie. Esa bola de ancianos solo se dedica a planificar el crecimiento del clan Cullen-Swan-Hale. Ahora mismo hacen un escudo que incluya los tres de las familias.

-la llevare a la recamara para que descanse- dijo mi esposa llevándose a la bebe en cuanto se durmió.

 Después de la comida. Los otros niños se unieron a la siesta.

Es hermoso verlos dormir juntos, son el futuro de nuestras familias y por suerte ya empiezan a apoyarse, no hay manera que uno llore sin que los demás no le hagan coro.

Al menos a estoy acostumbrándome a cuidar niños, mi esposa sigue con sus entrenamientos con Jake, así que por dos horas, nuestra hija es toda mía. La llevo a pasear en caballo, le mostré la cabaña donde la hicimos, le mostré las bayas moradas que mande a traer del castillo Eorlingan para que su madre comiera mientras la cargaba en su vientre.

Trate de mostrarle más pero con sus pocos meses pasaba mas tempo durmiendo, comiendo y llorando que haciendo otra cosa.

Regrese de mis ensoñaciones, de pie en la habitación donde mi mujer da de comer a mi hija, cerré con suavidad y fui a la sala con los demás.

-¿y para cuando te animas por otro?- pregunte a Rose mientras mi hermano me golpeaba nada suave.

-deja en paz a mi esposa, mejor preguntémosle al cuñado- dijo mientras mirábamos a Jasper.

-no me miren a mí, apenas salí vivo del embarazo de mi mujer, no creo que quiera repetir pronto- dijo el rubio con cara de espanto.

-no te quejes, Alice no maneja tres tipos diferentes de armas, a mi casi me asesinan por no llegar a tiempo a cenar, esa mujer me persiguió con  ese arco -apunte a la monstruosidad que estaba colgada sobre la chimenea-  por toda la casa, si Jake no la agarra a la pasada, sería viuda, no quedo pared sin flecha ensartada- dije recordando el enfado monumental que tuvo Bella cuando llegue tarde a la cena de compromiso.

Nuestro compromiso.

-Edward solo a ti se te ocurre llegar tarde la noche que se supone iban a celebrar el compromiso para el matrimonio santificado, tuvo razón en perseguirte- agrego Rose entrando en ese momento.

-si cuñadito, ¿Qué andabas haciendo?- pregunto Alice entrando detrás de Rose.

-buscando un anillo que vi en otra aldea, pero entre las prisas y que Bella andaba siempre conmigo no pude comprarlo antes- me justifique.

-pues fue muy mala ocasión para ir cariño - dijo mi esposa entrando en ese momento.

-¿y para cuando el otro Bella?- pregunto Emmet.

-no seas bruto, Renessme apenas tiene cinco meses, esperar un año al menos me parece lo mejor, quiero llevar de viaje a Bella, dicen que el continente del otro lado está en expansión. Sería interesante ver que hay- dije mientras abrazaba a mi esposa hasta sentarla en mi regazo.

-bueno de hecho cariño… quería comentarte que… estoy esperando- dijo Bella sonriendo.

-¿esperando que?- pregunte mirándola.

-sí que eres imbécil hermano, está esperando otra criatura- dijo Emmet mientras mi color se iba.

-¡¡¡Jake!!! ¡¡¡Jake!!!- grite mientras me levantaba dejando a Bella en el sofá.

-¿Qué pasa?- entro Jake apresurado con la espada en la mano.

-¡¡¡está esperando de nuevo!!! ¡¡¡Bella está esperando de nuevo!!! Saca todas las armas de la casa- dije mientras yo mismo me encargaba de desarmar a mi hermano y a Jasper quienes solo se reían a carcajadas.

-sacare los arcos y las flechas, me asegurare que no quede nada en las habitaciones- dijo Jake mientras descolgaba el arco de “exhibición” que esta sobre la repisa de la chimenea, ese con el que persiguiera la primera vez.

-dile a tu esposa que esconda los cuchillos y todo lo que tenga filo en la cocina, recoge todo el armamento y ponlo en la bodega - instruí mientras le entregaba lo recogido por mí.

El hombre salió a todo correr con todas las armas que le entregue. Me giré hasta ver a mi esposa que estaba de pie enfurecida.

Al menos ahora no podría matarme… en teoría.

-¡¡¡Edward Cullen!!! ¡¡¡Te digo que estoy embarazada y en lugar de ponerte feliz, desarmas a medio mundo!!!- grito roja de coraje.

-cariño que sí estoy feliz pero es mejor prevenir… vamos Bella le hará daño al bebe- dije.

-¡¡¡daño será el que te haga a ti cuando te ponga las manos encima!!!- dijo dejándose venir sobre mí.

-familia… ¡¡¡Adiós!!!- grite enfilándome a toda velocidad hacía la recamara mientras las burlas de los demás era por demás sonadas.

Corrió detrás de mí.

Apenas cruce la habitación y me gire supe que me había hecho caer de nuevo. ¿Cuándo aprenderé?

-vamos Sr Cullen, debemos celebrar como se debe- dijo mientras su vestido desaparecía y la lencería infernal hacía su aparición triunfal.

Me quite la ropa rápidamente.

-me engañaste por completo, pensé que estas enfurecida-

-no, solo quería que traerte aquí y poder hacerte de todo, además… no podrás encontrar el sable que escondí cuando supe que estaba embarazada. Así que…  de nada te sirvió todo el numerito- dijo riendo

-como dije, diabólica… te amo-

Apenas me acerque la bese.

Pase toda la tarde y gran parte de la noche tomándola, de todas las maneras y formas que se me ocurrieron. Para cuando el sol salió, estábamos dormidos.

Y eso se repitió mucho en los meses posteriores…

Bella pov

Siete meses después

-buenos días amor- dije al abrir los ojos.

-buenos días Bella, ¿Cómo te sientes?- pregunto.

-enorme y me duele mucho la espalda… Edward… llama a la partera… ya rompí aguas- dije mientras la cama se humedecía.

Cuatro horas agónicas después, nacio nuestra segunda hija.

-¿Cómo le pondremos?- pregunto mi esposo abrazándonos a ambas.

-Carlie, se llamara Carlie- dije cansada.

-me gusta- dijo besando mi frente.

Y así, bajo el sol de Toscana, mi familia se hizo mayor.

Como mi felicidad.

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Entre el amor y la guerra


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Capitulo 17.- Dame una razón

Bella pov

-¿y ahora que quieres hacer?- pregunto Jake en cuanto desembarcamos en Londres.

-no sé… solo sé que necesitaba salir de ahí, creo que podemos seguir navegando, ir a Paris… no ya estuve ahí con él. Italia. Prepara todo nos vamos a Italia- dije mientras me subía de nuevo.

-bien pero debo comprar suministros, Italia está del otro lado y será un viaje mucho más lento y largo, si quieres te dejo en alguna casa de moda mientras compro todo. No te quedes encerrada- dijo sonriendo.

-No. Me quedo aquí, solo asegúrate de no tardar- pedí.

Baje a mi camarote de siempre. Ya no es lo mismo viajar en barco después de haber compartido la experiencia con Edward. Recordar cómo me hizo suya mientras la tormenta sacudía el barco, o como me tomo contra la puerta mientras las olas se golpeaban contra la cubierta es algo que me quita el sueño y la calma.

Algunas horas después sentí el barco moverse. Estamos en camino.

-Bella nos detendremos en España para recargar, ¿quieres algo?- pregunto dos semanas después de empezar el segundo viaje.



-no, estoy bien, no espera… si necesito algo pero iré yo a comprarlo, consígueme un carruaje y alguno de los hombres para que me acompañe- pedí.



-te acompaño yo, solo déjame conseguir el transporte y encargar las provisiones al capitán- dijo.

Salió y me pude cambiar de ropa.

Tres horas después con todo lo necesario para mi periodo, que gracias a Dios había llegado confirmándome que mi humillación no tendría consecuencias lamentables, regrese al barco. Y seguimos el viaje.

Por fin llegamos a Italia.

Tras siete semanas de viaje desde Londres y casi diez desde que dejara Eorlingan. Con la invalidación de mi matrimonio hecha o al menos en proceso. Esperaba que mi papa ya tuviera todo en regla.

-vamos Bella, rente una hacienda en las afueras de la ciudad, te dará privacidad y tiene una cabaña cerca para que me quede. La casa no tiene servidumbre, así que se quedara con nosotros la hija de la cocinera del barco y varios de los guardias. Estarás bien- dijo mientras descargaban todo a un carruaje y otro esperaba  por mí.

-bien. Entonces vayamos, quiero dormir hasta navidad- dije.

-tu cumpleaños es en una semana ¿Qué haremos?-

-nada, en mi cumpleaños siempre pasan cosas raras, no me interesa celebrar o festejar nada. No hay nada que festejar, solo soy un año más vieja, un año más infeliz- dije antes de mirar por la ventana e ignorarlo el resto del camino.

Llegamos al lugar tres horas después. Me baje y fui directo a donde supuse estaban las habitaciones, recorrí la parte de arriba de la hacienda. Es grande y hermosa, no preste atención a la parte de abajo, encontré tres habitaciones grandes, hasta que encontré una enorme. Tiene la cama enorme con dosel y cortina en verde hierba. La ventana del tamaño de la pared bañaba de luz toda la estancia, pintada de las paredes en amarillo suave con detalles en verde y rosa, es como estar en un jardín un día soleado, la brisa que entra es magnífica.

Una habitación comunicada por una puerta pequeña tiene una tina de porcelana gruesa en azul suave. Sobre esa tina hay una especie de cubo grande el cual se llena por medio de unas mangueras que llevan agua. El dispositivo se activa por medio de cuerdas. Un retrete escondido tras unos muros delgados y que no llegan hasta el techo complementa la habitación. Con un mecanismo parecido al de la tina, pero el cubo es más pequeño y en el fondo tiene un tapón que evita que el agua salga a menos que se tire de él. Toda la estancia está pintada en azul de diferentes tonos. Como el mar.

Junto a esta habitación pequeña, estaba una más grande, con un espejo que cubre toda la pared, frente a él estaba una especie de armario enorme y a un costado cajones de diferentes tamaños. Un diván sin respaldo pero con brazos en amarillo remataba el mobiliario.

 Un Quinqué precioso en un costado y una ventana de la mitad de la pared hacía el techo con cortinas en rosa suave.  Toda la habitación esta pintada en color rosa y amarillo alternado, pero muy lindo.

Después de recorrerla completa decidí quedarme en esa. Pedí que subieran mi equipaje y me dedique a acomodar todo. No fue hasta que anocheció cuando vi la terraza, mi ventana enorme se abre a una terraza que tiene por lo menos media habitación de amplia. Con unos muebles de jardín en tonos pasteles, rosa, azul, amarillo y un diván en verde hoja. Las sombrillas cerradas ahora parecen de un estampado floral. Salí con una vela, pero el viento la apago. Decidí que la luz de la luna es suficiente.

Por costumbre más que otra cosa, use uno de los conjuntos infernales que tanto le gustan a mi esposo, mi ex esposo ahora. Su favorito. El negro de encaje bordado sin más adorno que mi cuerpo. Sin envolverme en nada salí. El viento es cálido, fuerte pero soportable. Deje mis puertas abiertas y me acosté en el diván de afuera, a extrañar lo que ya no tenía.

- no deberías usar eso para estar afuera, algún sirviente podría verte- dijo una voz detrás de mí.

Me senté sin saber si estoy  soñando o es real. Es él. El hombre de mis sueños y de mis tormentos y enfados y… todo lo demás. Lo busque con la mirada pero no lo vi.

¿Es mi imaginación? ¿Mi mente está confundida? ¿Estoy loca?

-¿no me escuchaste…? ven adentro, no quiero que te enfermes de nuevo- escuche de nuevo.

Soy mujer pero no soy tonta. Tome la daga y entre a mi habitación, la vela que dejara antes encendida ya no lo estaba. Camine hasta la puerta y entonces lo vi. Solo la sombra de alguien. Me tense. Levante el arma lista para atacar cuando me tomo de las manos quitándomela antes de entender que estaba pasando.

-te juro que después de que me escuches te dejare matarme si lo deseas…- dijo cerca de mi rostro.

-Edward… ¿Qué haces aquí? No tienes derecho, ya no somos nada, sal de mi habitación o Jake te sacara a golpes- dije alejándome tanto como pude, me envolví con la sabana de la cama.

-Jake, ¿tu Jake? No está. Salió con la cocinera… parece que te dejo en mi compañía- dijo, encendió una vela y estaba sonriendo.

Casi me deshago de felicidad.

-aun así no tienes derecho, ya no somos…-

-¿esposos? de hecho Bella, sí lo somos, ya que tu documento no es válido sin mi firma… y no he firmado, así que oficialmente seguimos casados. Y como tu esposo te pido que me escuches, tengo mucho que explicarte en cuanto a lo que paso con esa mujer… y pedirte perdón como corresponde… yo te amo Bella, no me dejes hasta escucharme- dijo acercándose un poco.

Si la sorpresa inicial de saber que no sstoy libre no me fue suficiente, saber que él quiere explicarme cosas y que yo lo perdone si me tumbo.

¿Cómo podrá perdonar él lo que yo hice?

-Bella ¿estás bien? -dijo cuando me sujeto entre sus brazos.

-no, no quiero que me explique nada y no necesitas que te perdone nada, no creo poder hacerlo, pero no es ese el motivo por el decidí separarme de ti, no es por lo que tú hiciste. Fue por lo que yo hice. No puedo seguir enfadada contigo y ofendida por tus acciones si yo misma me porte de peor manera- dije sin mirarlo y separándome tan rápido como pude.

-¿Qué hiciste Bella?- pregunto sin tocarme.

De pie a mi espalda.

-yo… yo… no puedo hacer esto, por favor déjame sola- pedí

-no… esto debe arreglarse, debemos poner una solución a nuestra situación. Dime la verdad y deja que sea yo quien juzgue si eres o no digna de ser mi esposa, después escúchame y decide si yo soy digno de ser tu esposo. Si al final aun quieres tu libertad yo… firmare lo que quieras- dijo susurrando apenas.

-no quiero que sepas, ya es bastante con la culpa y el asco que me tengo para dejar que también tú lo tengas hacia mí –

-cariño no puede ser tan malo, no puede ser peor de lo que yo hice…  ¿Es eso? ¿Te acostaste con…? ¡¡¡No!!! ¡¡¡Tu no Bella!!! ¡¡¡Dime que no es eso!!!- pidió tomándome entre sus manos por los hombros y apretándome hasta hacerme daño.

  Su rostro es de miedo más que de enfado.

-no me hagas decirlo en voz alta, solo firma y vete- pedí llorando.

-no me has respondido… ¿qué significa eso?- pregunto a su vez.

-¡¡¡que deje que me tocaran, que pusieran sus asquerosas manos sobre mi mientras intentaba ponerlos en contra… que su manos me recorrieron y me tocaron y me probaron y que habría preferido morir antes que dejar que hicieran algo más pero estaban pensando en matarte, en torturarte hasta que murieras y no podía permitirlo… que me deje tomar  y cuando entraste al castillo estaba dispuesta a hacerlo de nuevo con tal de poder matarlos!!!- dije sin espacio, punto, coma o respirar siquiera.

Me soltó por completo, alejándose lo suficiente. Apenas logre dejarme caer en la cama.

-¿Quién? ¿Quién de los dos…?... ¡¡¡contéstame carajo!!!- grito cuando después de unos minutos no dije nada.

-el hijo- dije apenas.

Me miro completa y sin decir nada más salió de la  habitación dando un portazo. Me quede estática, intentando entender que lo he perdido para siempre.

Esto es lo que supe que pasaría, ahora me odia. Y tiene razón, no soy más que una ramera y seré tratada como tal. No soy más digna de ser su esposa, no soy digna de estar frente a él. No soy…

-¡¡¡maldita sea Bella!!! ¡¡¡¿Por qué?!!! ¡¡¡¿Por qué te dejaste?!!!  - entro como huracán

Tiro todo a su paso mientras gritaba, cuando se canso me miro antes de arrodillándose ante mí.

-Yo  habría preferido morir a que pasaras por eso ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no me dejaste morir?...-

-porque… yo no habría sobrevivido sin ti, al menos estarías vivo… lejos pero vivo- respondí.

-no Bella, yo no vivo sin ti, yo no sé dónde está el mundo sin ti… yo… te amo. Y no me importa lo que tú creas sobre la dignidad o la falta de ella. Todo lo que pasaste en ese lugar lo hiciste para salvarme, no tengo nada que perdonar y no hay manera de que sienta por ti otra cosa que no sea amor-

-pero yo…-

-tu nada, tu eres la mujer que quiero a mi lado… si logras perdonarme algún día- dijo abrazándome fuertemente.

Y me deje porque eso es lo único que necesito saber. O algo así. Su asunto aun no está arreglado. Llego mi turno de saber. Necesito saber.

-¿Por qué seguiste con ella después de casarnos?- pregunte aun entre sus brazos.

-porque no te amaba en ese momento y no pensé que alguna vez lo haría- dijo sin soltarme.

-¿Por qué no la dejas cuando las cosas entre nosotros empezaron a ponerse serias?- pregunte de nuevo

-no sé Bella, sentía algo por ella y dejarla me costaba trabajo, pero después… cuando regrese y te encontré enferma sentí que moriría si algo te  pasaba y después… con el viaje, la ropa infernal, el tiempo que pasamos juntos… me di cuenta que te amaba y la deje- respondió.

-esa noche en la cabaña ¿estuviste con ella mientras yo dormía?- pregunte.

Y esperaba que su respuesta fuera “no” y que solo se tratara de una mentira más de esa mujer.

-si- respondió sin mirarme y me solté de inmediato.

Y mi furia se desato. Me olvide de todo lo que yo hice y me concentre en lo que él hizo.

-¡¡¡¿Cómo pudiste?!!! ¡¡¡¿Cómo después de hacerlo conmigo?!!! ¡¡¡¿No te fui suficiente?!!! ¡¡¡¿No te complací?!!! ¡¡¡¿No fui suficientemente buena para ti?!!! ¡¡¡Responde!!!- dije mientras con cada pregunta lo empujaba un poco más.

-no se trata de eso… Bella en ese tiempo sentía algo por ella y cuando llego me dio tristeza verla así y bueno una cosa llevo a otra, no lo planee de esa  manera, tienes que creerme, me equivoque, fui un imbécil y te lastime de la peor manera pero te amo, los meses sin ti,  cuando te capturaron, cuando te fuiste, todo ha sido una tortura… cuando tu padre me dijo que te habías ido yo… perdóname-  suplico abrazado a mí.

De rodillas y llorando.

Me quede ahí, recordando las palabras de Jake el último día que estuve en la cabaña, las palabras de Edward cuando le confesé lo ocurrido. Analizando por un momento más que dejándome llevar por mis sentimientos.

-solo si tú perdonas lo que yo hice- dije por fin después de un rato en silencio.

-no tengo nada que perdonarte… no hay nada que hayas hecho que me ofenda, me duele terriblemente que hayas tenido que pasar por eso y será una cosa más por la que deberás perdonarme, nunca debí dejarte ir, nunca debí verla después de casado, todo esto, todo y cada cosa que ha pasado ha sido mi culpa, la única que debe perdonar aquí eres tu…-

-entonces yo te perdono y lo olvido- dije.

Me sigue doliendo y sé que pasara mucho tiempo antes que  esa herida sane en mí, pero sé también que no estar con él me dolerá mil veces más, además tan inocente ya no soy, también tengo en mi conciencia los días en la isla, ya he perdido mucho.

No lo perderé a él también.

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